Los partidarios rechazaron los plebiscitos de allanamientos nocturnos y reforma provisional en una muestra de cautela hacia cambios estructurales
Los plebiscitos sobre reforma provisional y allanamientos nocturnos no lograron el apoyo necesario en Uruguay, que eligió cautela ante cambios estructurales
En las elecciones nacionales de 2024 en Uruguay, los plebiscitos sobre la reforma de la Seguridad Social y la habilitación de allanamientos nocturnos no lograron los votos necesarios para ser aprobados. Según los primeros datos de las encuestadoras más reconocidas del país, ambos proyectos de reforma quedaron por debajo del umbral requerido, lo que supone un revés para los impulsores de estas propuestas.
De acuerdo con las proyecciones iniciales, las encuestadoras Equipos, Opción y Cifra coincidieron en que la adhesión a los plebiscitos no alcanzó el respaldo popular necesario. La propuesta para permitir los allanamientos nocturnos –una medida controvertida que buscaba otorgar más herramientas de acción en la lucha contra el crimen– tuvo una adhesión de entre el 39% y el 41% de los votos emitidos, según los datos preliminares. Esta cifra resulta considerable, pero insuficiente para cumplir con los requisitos establecidos para su aprobación, reflejando un electorado dividido sobre la cuestión de los allanamientos en horas nocturnas.
Por otro lado, el plebiscito sobre la reforma de la Seguridad Social, que proponía modificar aspectos claves del sistema de jubilaciones y pensiones para adecuarlo a las demandas demográficas y económicas actuales, también recibió un apoyo insuficiente. Las proyecciones indican que entre el 36% y el 41% de los votantes se manifestaron a favor de esta reforma. Pese al reconocimiento general de la necesidad de reformar el sistema previsional en algún momento, el respaldo fue menor de lo esperado, lo que deja a esta propuesta en una situación similar a la de los allanamientos nocturnos: sin el sustento popular para convertirse en ley.
Para muchos analistas, la falta de apoyo a estos plebiscitos puede interpretarse como un reflejo de la desconfianza de la ciudadanía hacia reformas percibidas como limitantes de ciertos derechos o como restrictivas. En el caso de los allanamientos nocturnos, la propuesta fue vista por algunos sectores como una intromisión en las libertades civiles, al considerar que podría abrir la puerta a prácticas policiales abusivas, aunque los defensores de la medida argumentaban que permitiría un accionar más efectivo contra el narcotráfico y otras actividades delictivas de alto impacto en la seguridad pública.
La reforma de la Seguridad Social, en tanto, planteaba un desafío que excedía el simple voto a favor o en contra. Este plebiscito fue impulsado en un contexto de presión por modernizar el sistema de jubilaciones, adaptándolo a una población que vive más años y que enfrenta una disminución en la proporción de jóvenes en el mercado laboral. Sin embargo, el tema resultó divisivo y generó dudas entre los votantes, especialmente respecto de su impacto en las jubilaciones futuras y en la sostenibilidad del sistema.
El rechazo a ambos plebiscitos evidencia un electorado que, en este ciclo electoral, optó por una postura cautelosa ante los cambios estructurales. Si bien la necesidad de una reforma previsional ha sido discutida y reconocida por diversos sectores, la vía del plebiscito no convenció a los ciudadanos de que la solución planteada fuese la adecuada o estuviese suficientemente clara. Del mismo modo, la medida sobre todos los anamientos nocturnos, pese a las preocupaciones en torno a la seguridad, no logró superar las reticencias ligadas a su impacto en los derechos individuales.
Estos resultados marcarán un nuevo rumbo en el ámbito legislativo y político, donde tanto la coalición de gobierno como el Frente Amplio y otros partidos deberán interpretar el mensaje de las urnas y rediseñar estrategias para abordar temas que, aunque urgentes, requieren un enfoque que logre conciliar. posturas diversas. La falta de respaldo a los plebiscitos plantea la posibilidad de buscar consensos más amplios dentro del Parlamento, donde deberán surgir propuestas que equilibren las necesidades de seguridad y sostenibilidad social con el respeto por las libertades civiles y los derechos de los uruguayos.
A medida que los resultados oficiales se confirmen en las próximas horas, se espera que los líderes políticos realicen evaluaciones públicas sobre los motivos de este rechazo popular. Queda por ver cómo este mensaje se traduce en el quehacer legislativo y si ambas cuestiones volverán a debatirse con ajustes en sus contenidos. Mientras tanto, el rechazo a los plebiscitos subraya el poder de decisión de la ciudadanía en un Uruguay que, una vez más, demuestra su compromiso con el análisis crítico de sus opciones electorales y de las reformas que afectan su vida cotidiana.
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