Los pasajeros enfrentan situaciones complicadas cuando los conductores imponen reglas sin empatía ni flexibilidad ante las circunstancias.
Joven embarazada denuncia haber sido obligada a bajar de un ómnibus bajo la lluvia por no tener cambio suficiente para el pasaje.
La denuncia en Facebook de una joven embarazada escandalizó a Salto. Sucedió en la oscuridad del lunes lluvioso. Eran alrededor de las 7:40 de la mañana cuando La joven salió a la calle con su hija pequeña y se encontró bajo la lluvia. La joven mujer, embarazada de 20 semanas, fue a hacerse un análisis de sangre temprano esa mañana. A bordo del ómnibus de la Línea 2, trató de pagar su boleto con un billete de 500 pesos. El chofer, sin embargo, inmediatamente rechazó su oferta porque no tenía el cambio correspondiente.
Luego de rebuscar en la cartera, la mujer reunió solo 35 pesos. “Me faltaban 15, y los boletos para mi nena y para mí cuestan 50 pesitos, así que no podía pagar”, escribió en su cuenta de Facebook. Pero el hombre era aparentemente indiferente y solo detuvo su trayectoria después de un par de cuadras. “Mira, te bajás. No te llevo. Te faltan 15 pesos y yo no te doy cambio”, le dijo, según el relato de la mujer. “Le dije, por favor, porque llovía y tenía a mi hija; pero me respondió: ‘no, te bajás”. La joven cumplió con la exigencia y se bajó.
Sin embargo, no tuvo otra opción y, en plena lluvia, la joven debió bajar del medio de transporte y caminar varias cuadras bajo el agua torrencial hasta su hogar. A pesar de lo incómodo e indignante de la situación, aguardó a que le conductor finalizara su recorrido y volviera a pasar por la misma parada, ubicada a escasos metros de su casa. Con su celular en mano, lo enfrentó nuevamente y filmó toda la conversación con el objetivo de dejar constancia de lo acontecido.
Ante la difusión masiva del video en redes sociales, Salto al Día intentó contactarse con la Intendencia de Salto para obtener información sobre si se ha iniciado alguna investigación respecto a la conducta del chofer. No obstante, hasta el momento no se ha obtenido respuesta por parte de la comuna.
“Dame tu nombre”, le exigía mientras el chofer solo le respondía: “Anotate el número del ómnibus y la hora”. Ante la insistencia, argumentó: “No tengo porqué darte mi nombre”. Con la sensación de derrota y el deber cumplido, la joven decidió grabarlo y ponerlo en su muro de Facebook, acompañando las imágenes con un mensaje destinado el chofer: “Llegué bien a mi casa, espero que sepas que podría no haberlo hecho”. Rápidamente, la publicación viró, multiplicándose las críticas al conductor y el apoyo a la víctima. Varios de sus amigos le consultaron el número de la unidad y ella les contestó que era la Línea 2. Además, explicó que dado que se trata de un embarazo de riesgo no podía acudir personalmente a denunciar y que solo había salido de su casa para hacerme el análisis médico correspondiente. Ante la gran difusión que tomaron las imágenes en redes sociales, este sitio intentó comunicarse con la Intendencia de Salto para saber si hay alguna investigación en curso acerca del accionar del chofer. Sin embargo, desde la comuna no evacuaron la consulta.
Episodios como el descripto reponen en el centro de la discusión la calidad del servicio de transporte público del interior del país y, principalmente, la calidad del trato que algunos conductores llegan a dispensar a pasajeros en situaciones de vulnerabilidad. La frialdad del chofer, quien sabía de la existencia de una niña pequeña y de las condiciones climáticas, ha llevado al lugar del acontecimiento a un replanteo más profundo de la situación.
En medio de una tormenta el día lunes y con una situación personal complicada, los hechos del chofer parecería ser razón suficiente como para revisar los protocolos y actitudes en la utilización del transporte público. ¿Qué responsabilidad tienen las empresas de ómnibus en enseñar a sus empleados a proceder en situaciones complejas? ¿Basta la denuncia en redes sociales para que se tome alguna acción? Son preguntas que hoy mucho se repiten en la población. Este episodio lamentable es una muestra de que pequeñas acciones, o la falta de ella, puede causar desproporcionados cambios en la vida de quienes más vulnerables están.