A 27 años de la tragedia del vuelo 2553, los familiares de las víctimas continúan luchando contra el dolor y la falta de respuestas definitivas.
Ignacio Politzer comparte su duelo tras la muerte de su padre en el vuelo 2553 de Austral, una tragedia aérea que dejó profundas heridas emocionales.
Casi una década pasó antes que Ignacio Politzer lograra superar la constante sensación de muerte inminente, esa tormenta interna que lo atormentó desde aquella noche fatídica de octubre de 1997 Hasta ahora.Hasta quienes no saben mucho de cómo se festeja en esta época en países angloparlantes imaginan una noche devastadora para la familia: sin celulares, con comunicaciones lentas comparadas al día de hoy, su familia fue a buscarlo a una fiesta para darle una de las noticias más terribles de su vida, que su papá Alejandro Politzer había muerto hacía unas horas en el vuelo 2553 de Austral Líneas Aéreas.El 2553 partía de Posadas y se dirigía hacia Buenos Aires cuando en Fray Bentos (Uruguay) entró en su horizonte sin dejar un solo sobreviviente.
Con 74 víctimas fatales, esta catástrofe aérea quedó convertida en la más grande de la historia aeronáutica argentina. Entre esas 74 se encontraba Alejandro, uno de los 69 pasajeros que navegaban aquella noche horrorosa.En esa fecha, a los apenas 16 suyos, familiares de otros atropellados iban junto con él a Aeroparque a buscar noticias, envueltos en la incógnita y el dolor que solo puede producir un duelo inesperado, rápido y además sin precedentes, en pleno auge del estado terrorista hogareño que oficialmente produjo un total de sólo 10-cuerpos hayan desaparecido oficialmente en 1976-83 (en realidad más de 30.000). De sociólogo especializado en historia económica de la Argentina, Ignacio ha tenido que recibir tratamiento psicológico durante años para superar el dolor de perder a su padre de forma tan brutal e inesperada sin siquiera poder disponer de algún tipo de cierre simbólico.
«Nos dieron una cajita con barro y nos dijeron que era del lugar donde había caído el avión» -recuerda Ignacio-. Pero incluso este gesto, tan agradable a la vista, llegó a desesperar.
Un policía uruguayo que participó en el rescate confesó después que el suelo no venía del lugar exacto del accidente, pues las leyes uruguayas de frontera prohibían la recolección de "materia reciente". Lo que hizo la empresa fue escarbar al costado de la ruta del lado argentino y entregar esa tierra a los parientes. «Hasta eso hicieron mal '-suspira Ignacio.
Alejandro Politzer no era un pasajero ocasional de Austral. Volaba constantemente entre Buenos Aires y Posadas por su trabajo como economista especializado en políticas energéticas para la empresa binacional Yacyretá. Por esa costumbre de ir y venir se había convertido en un pasajero habitual de esa línea, y su esposa y sus tres hijos, Juliana, Ignacio y Camila, ya estaban acostumbrados a esperarlo cada viernes. Pero aquella noche del 10 de octubre de 1997, la espera acabó en tragedia.
La historia de Ignacio es la historia de muchos otros que, desde esa noche, en adelante han tenido que coexistir con una ausencia inadecuable y con un luto grato para ellos. Las víctimas del vuelo 2553 no solo murieron como resultado de uno de los más trágicos accidentes de la aviación, pero también han dejado un insondable vacío que no es posible llenar, agravado por la falta de claras respuestas a la causa del desastre.
Durante estos 27 años, las causas del accidente han sido objeto de mucha especulación.Lo cierto es que tras las investigaciones, las fallas de los instrumentos del avión y fenómenos meteorológicos adversos se vieron señalados como causas del accidente. Pero para los familiares de las víctimas, los detalles técnicos jamás sirvieron para mitigar el sufrimiento.Desgraciadamente, para ellos, lo único que les queda es el recuerdo y la dura tarea de rehacer una vida marcada por el dolor.Ignacio Politzer, al igual que muchos otros, tuvo que aprender a vivir sin ella.
No fue más que un primer paso para él: la terapia psicológica y psiquiátrica sirvieron únicamente como parte del tratamiento de choque. Con el tiempo, ha ido encontrando una manera propia de tratar con el trauma, de curar sus propias heridas internas.Sin embargo, el recuerdo de su padre aún asoma por ahí, como un tipo de cicatriz que ni siquiera el tiempo que ha transcurrido ha podido borrar No solo en su historia personal sino en la memoria colectiva de aquellos que vivieron de cerca la tragedia del vuelo 2553 de Austral Líneas Aéreas.Ese accidenté de aviación dejó una huella indeleble en la historia Argentina; y a medida que pasa el tiempo, las historias de sus víctimas y se han quedado por ahí. De hecho, hoy todavía resuenan estas melodías funestas como recordatorios de por qué la vida es tan frágil y de cuánto puede doler, a un ser querido que perezca así de repente.