Un adolescente de Lascano fue detenido por amenazas de terrorismo, dejando a su comunidad en shock y buscando respuestas.
Un adolescente de Lascano fue detenido por planear un atentado tras contacto con un islamista en internet; la comunidad está en shock.
En Lascano, todos se conocen. Es un pueblito tranquilo, de esos donde los vecinos se saludan y la vida pasa sin grandes sobresaltos. Pero esta vez, la noticia que sacudió al pueblo fue distinta y dolorosa. Un adolescente de 17 años, un chico de barrio como cualquiera, fue detenido por amenazas de terrorismo. Sí, un gurí de Lascano, el hijo de algún vecino, acusado de planear un atentado. Nadie puede creerlo.
La historia parece de película, pero es bien real. El joven, sin antecedentes y con una vida común, fue arrestado tras confesar que había pensado en cometer un ataque explosivo. Todo comenzó cuando empezó a chatear con un islamista filipino en internet, que lo fue metiendo en la cabeza la idea de hacer algo tremendo. Las autoridades uruguayas recibieron la alerta gracias a la intervención del Mossad y el FBI, que estaban siguiendo los movimientos sospechosos de este contacto desde hace tiempo.
Los padres del joven están devastados. “No lo podemos creer, nunca vimos nada raro”, dijeron a los medios, con la voz quebrada por la sorpresa y el dolor. Para ellos, como para el resto de la comunidad, esto es un golpe que nadie vio venir. Durante el allanamiento en su casa, la policía encontró videos del Estado Islámico y otros materiales que hicieron saltar todas las alarmas. Ahora el chico está detenido, mientras las autoridades investigan qué tan lejos llegó en sus planes y si hay más personas involucradas.
“Es un golpe durísimo para todos. En el pueblo estamos todos en shock, nadie imaginó nunca algo así”, comentó una vecina que conoce a la familia de toda la vida. La fiscal del caso, Mirna Busich, ha ordenado una evaluación psiquiátrica para el joven y la revisión de todos sus dispositivos electrónicos para entender mejor qué lo llevó a este punto.
En Lascano, la noticia corrió rápido, pero no como un simple rumor, sino como una bomba que dejó a todos paralizados. El chico que hasta hace poco andaba en bicicleta por las calles del pueblo, ahora está en el centro de una investigación por terrorismo. En la plaza, en el almacén, en la escuela, no se habla de otra cosa. Los vecinos están consternados, tratando de entender cómo un pibe del barrio se metió en algo tan oscuro y peligroso.
El adolescente, que hasta entonces era un chico más, se ve ahora atrapado en una trama que parecía lejana, de esas que solo se ven en las noticias de otros países. Las preguntas son muchas y las respuestas, pocas. Los padres, que siempre lo vieron como un gurí tranquilo, no logran asimilar lo que está pasando. “Es como un sueño feo del que no podemos despertar”, dijo el padre, tratando de contener las lágrimas.
Mientras tanto, las autoridades continúan trabajando para aclarar los hechos y determinar si hay más personas involucradas en esta situación. El caso ha puesto a todos en alerta y, aunque el joven esté bajo custodia, la comunidad sigue conmocionada y preocupada. Nadie quiere imaginar que algo así pueda pasar en su propio pueblo.
En estos días, Lascano respira una mezcla de tristeza, miedo e incredulidad. Las familias se abrazan más fuerte, y todos miran de reojo lo que sucede, esperando que esta pesadilla termine pronto. Los amigos del chico intentan procesar la noticia, sin entender cómo alguien tan cercano pudo haberse visto envuelto en algo así.
La vida en el pueblo sigue, pero ya no es la misma. Este caso ha dejado una marca profunda en Lascano, recordándole a todos que, a veces, las cosas más inesperadas pueden golpear a la vuelta de la esquina. Los vecinos, con el corazón en la mano, solo esperan que el chico encuentre su camino de vuelta y que el pueblo recupere esa paz que siempre lo caracterizó.
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