Estrategias mejoradas para enfrentar futuras sequías incluyen el uso de reservas subterráneas y medidas preventivas.
El Ministerio de Ambiente desarrolla planes para enfrentar futuras sequías, recurriendo a reservas subterráneas de agua y mejoras en la gestión hídrica.
En 2021, Uruguay atravesó una de las sequías más graves de su historia, afectando de manera drástica al sector agropecuario y provocando pérdidas significativas en diversas áreas económicas. Frente a la amenaza de que este fenómeno vuelva a repetirse, el Ministerio de Ambiente ha reforzado su capacidad de respuesta y ha diseñado una serie de medidas para enfrentar las próximas contingencias climáticas.
Según Luis Anastasía, director nacional de Aguas, aunque las probabilidades de que ocurra otra sequía similar a la del periodo 2019-2023 son bajas, el país está mejor preparado. El funcionario explicó que el Ministerio ha establecido equipos de trabajo que definen acciones específicas para afrontar una sequía desde el principio, evitando las complicaciones que surgieron en eventos anteriores.
Entre las nuevas medidas adoptadas se encuentra la posibilidad de utilizar las reservas de agua subterránea que se han evaluado como parte de un plan de contingencia. Estas reservas, disponibles en diferentes puntos del país, podrían ser cruciales si las precipitaciones resultan insuficientes, especialmente a partir del mes de setiembre, cuando se espera que los efectos de La Niña se intensifiquen.
Gerardo Amarilla, subsecretario del Ministerio de Ambiente, señaló que las autoridades están monitoreando de cerca la situación climática y se están preparando para cualquier eventualidad. Comentó que, tras el invierno, el país podría experimentar una reducción de lluvias que desencadene un nuevo período de estrés hídrico. Sin embargo, destacó que el gobierno ha aprendido de la experiencia pasada y está tomando medidas preventivas para garantizar el suministro de agua en todo el territorio nacional.
Los estudios realizados hasta el momento indican que las reservas subterráneas de agua son suficientes para responder a una eventual emergencia, aunque el Ministerio continúa investigando la cantidad disponible y las mejores formas de utilizar este recurso. "Ahora contamos con más información y estamos mejor equipados para tomar decisiones rápidas y efectivas", comentó Amarilla.
La anterior sequía dejó valiosas lecciones, y las autoridades han redoblado sus esfuerzos para que el país esté mejor preparado para futuras contingencias. Aunque la posibilidad de una nueva sequía es menor, las instituciones continúan trabajando en conjunto para minimizar los efectos negativos que podrían surgir y asegurar que los errores del pasado no se repitan.
De este modo, Uruguay avanza en la implementación de estrategias que no solo mejoran la capacidad de respuesta ante los desafíos climáticos, sino que también refuerzan la sostenibilidad y el manejo adecuado de los recursos hídricos en el largo plazo.
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