La falta de fiscalización vehicular sigue siendo un problema crítico, poniendo en riesgo la seguridad de la comunidad.
Salto se enfrenta a una dolorosa verdad tras el fatal accidente del domingo en la madrugada: la falta de control efectivo en el tráfico vehicular es una bomba de tiempo.
Los testimonios recolectados por nuestro portal revelan un panorama desolador: jóvenes, influenciados por el alcohol y sustancias, se convierten en verdaderos kamikazes detrás del volante, una situación que parece ser ignorada por quienes deberían garantizar la seguridad en las calles. "Los inspectores son pagados por los bailes para que no 'controlen en el lugar', pero en realidad, la vigilancia es casi nula", afirmó un ciudadano de Salto, quien prefirió mantenerse en el anonimato. Otro agregó: "Afectan a los trabajadores de día, pero por la noche, cuando el riesgo es mayor, no hay quien vigile".
Este desgarrador escenario plantea un interrogante aún más inquietante: ¿Qué están haciendo realmente el cuerpo inspectivo de la Intendencia y la Policía de Salto en el control vehicular? La respuesta, tristemente, parece ser muy poco. Los ciudadanos describen a estas autoridades como "inservibles" y "coimeros", términos duros que reflejan un profundo descontento con la gestión del tránsito en la ciudad.
El tráfico en Salto se deteriora a pasos agigantados, y si no se toman medidas urgentes y efectivas, es solo cuestión de tiempo antes de que más vidas se pierdan en circunstancias que podrían prevenirse. Esta crítica no solo busca ser una voz de alarma, sino también un llamado a la acción para que las autoridades asuman su responsabilidad y actúen con la severidad que la situación demanda.
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