La tensión en el hospital de Salto sigue en aumento, con denuncias de acoso y amenazas de muerte.
Mauricio Gervasoni, acusado de acoso y violencia, sigue generando miedo en el hospital de Salto. Se denuncian amenazas, crisis nerviosas y una dirección indiferente.
El hospital de Salto vuelve a ser escenario de escándalos graves. El jefe del área de cirugía, Mauricio Gervasoni, conocido por las denuncias de acoso laboral y sexual que enfrentó en Montevideo, parece haber traído consigo sus prácticas abusivas al nosocomio local. Lo enviaron a Salto en un intento de acallar las acusaciones en su contra, pero su arrogante actitud, malos tratos y violencia verbal y psicológica han transformado el hospital en un lugar insostenible para los médicos residentes, funcionarios y personal de todo tipo.
La situación ha llegado a niveles alarmantes. Esta semana, una médica sufrió una crisis nerviosa después de ser humillada públicamente por Gervasoni, quien le gritó frente a sus compañeros y la dejó expuesta. La doctora terminó llorando desconsolada, y tuvo que ser atendida por enfermeras tras la humillación. Según fuentes del hospital, la denuncia fue presentada a la dirección, pero la respuesta de la directora Selva Tabernaberry y los demás directores, como Lucía Minutti y Carlos Ratín, quienes actualmente están más enfocados en sus aspiraciones políticas dentro del Partido Nacional y Colorado, ha sido vergonzosa. Los directores no solo ignoran las denuncias, sino que, según dicen los funcionarios, se ríen en sus caras, dejando a los empleados en una situación desesperada.
El terror que infunde Gervasoni no se detiene en los pasillos del hospital. Fuentes confiables aseguraron a Salto Al Día que familiares y amigos de las víctimas han llegado al extremo de hacer guardia fuera del hospital con revólveres en mano, esperando que el jefe de cirugía salga para tomar la justicia en sus propias manos. La situación, que podría haber terminado en tragedia, fue controlada luego de que lograron convencer a estas personas de que no era la mejor solución.
A pesar de que la violencia en el hospital de Salto no deja de escalar, parece que nadie en la administración se atreve a enfrentar de manera firme este problema. Lo que comenzó como acoso y malos tratos, ahora ha tomado un giro oscuro, con amenazas de muerte y un ambiente de trabajo que ya nadie aguanta. Mientras tanto, la dirección sigue mirando para otro lado, preocupada por sus intereses personales y políticos, en lugar de velar por la seguridad y bienestar de su personal.
El caos que se vive día a día en este hospital parece estar fuera de control, y las denuncias crecen en número y gravedad. ¿Hasta cuándo seguirán los responsables sin actuar?
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