Agustina Escanellas, ex miembro de Vamos Salto, se aferra a su cargo en la CTM y se une a Andrés Ojeda, traicionando a su sector político.
Agustina Escanellas, ex miembro de Vamos Salto, traiciona a su sector para unirse a Andrés Ojeda y mantener su puesto en la CTM.
Designada como directora de proyectos e innovación en la CTM por Coutinho, Escanellas ha demostrado que su lealtad no está con el electorado que confió en ella, sino con los beneficios personales que puede obtener. A pesar de las directrices emitidas por la Cámara de Representantes y la Cancillería para que los funcionarios de designación política pasen a contratos a término, Escanellas se ha negado a acatar estas órdenes. En lugar de ello, ha renunciado a Vamos Salto y se ha unido a la Lista 1525, liderada por el abogado penalista Andrés Ojeda, precandidato presidencial del Partido Colorado.
Fuentes consultadas por Salto Al Día no dudaron en señalar que Escanellas es una traidora que ha dado la espalda a su sector y a sus principios políticos. Esta actitud de Escanellas no es solo una muestra de oportunismo, sino también una traición a las convicciones políticas que alguna vez pregonó. Mientras muchos otros funcionarios del Partido Colorado y del Partido Nacional han aceptado las nuevas condiciones de contratación, Escanellas ha decidido aferrarse a su puesto, mostrando una total falta de integridad y respeto hacia sus compañeros y el electorado.
El favoritismo es evidente en este caso. Vamos Salto, que alguna vez fue visto como un sector prometedor, ahora se enfrenta a la dura realidad de tener en sus filas a políticos como Escanellas, que están dispuestos a sacrificar cualquier principio por beneficios personales. La renuncia de Escanellas al sector no solo es una traición a sus convicciones políticas, sino también una muestra clara de que el favoritismo sigue reinando en la política uruguaya.
Es hora de que los ciudadanos de Salto y del país entero exijan una mayor transparencia y responsabilidad de sus líderes. La actitud de Agustina Escanellas no debe ser tolerada, y su permanencia en la CTM es un recordatorio constante de que la lucha contra el favoritismo está lejos de ser ganada. La política uruguaya necesita una limpieza profunda, y casos como el de Escanellas solo refuerzan la necesidad de un cambio radical.
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