Un estudio revela que la exposición al frío y al calor en la infancia perjudica el desarrollo del cerebro

El cerebro de los niños es más “susceptible” a los cambios de temperatura

BARCELONA, 12 de junio. (PRENSA EUROPA) –

Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa, y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Ididell) revela que la exposición al frío y al calor en los primeros años de vida afecta negativamente al desarrollo de materia blanca del cerebro, informó este miércoles ISGlobal en un comunicado.

La investigación, publicada en la revista Nature Climate Change, analizó la materia blanca en el cerebro de 2.681 niñas y niños de una cohorte de nacimiento de Rotterdam, que se sometieron a una resonancia magnética entre las edades de 9 y 12 años, para identificar ventanas de susceptibilidad a la exposición. al frío y al calor.

La investigadora de ISGlobal Mònica Guxens afirma que “el cerebro en desarrollo de fetos y niños es especialmente susceptible a exposiciones ambientales”, como los cambios de temperatura, porque sus mecanismos de termorregulación aún están inmaduros.

El estudio utilizó un enfoque estadístico avanzado para estimar la exposición de cada participante a las temperaturas mensuales promedio desde la concepción hasta los 8 años de edad, según los parámetros de conectividad de la resonancia magnética.

FUNCIÓN DE LA SUSTANCIA BLANCA DEL CEREBRO

Laura Granés, investigadora de Idibell e ISGlobal, explicó que las fibras de la materia blanca se encargan de conectar diferentes zonas del cerebro y, a medida que se desarrolla, “esta comunicación es más rápida y eficiente”.

Granés precisó que los participantes más expuestos al frío y al calor muestran diferencias en la «difusividad media», parámetro que se relaciona con un menor nivel de maduración de la materia blanca.

Los resultados relacionan la exposición al frío durante el embarazo y en el primer año de vida y al calor desde el nacimiento hasta los 3 años con mayor difusividad media en la preadolescencia, lo que apunta a una maduración más lenta de la sustancia blanca.

ANÁLISIS SOCIOECONÓMICO

El estudio también incluye un análisis estratificado por condiciones socioeconómicas que revela que los niños de los barrios más pobres eran “más vulnerables a la exposición al frío y al calor”, hecho que los investigadores atribuyen a las condiciones de vivienda y a la pobreza energética.

Por ello, el estudio indica que la exposición al frío y al calor en los primeros años de vida “puede tener efectos duraderos en la microestructura de la materia blanca del cerebro, especialmente cuando se vive en barrios pobres”.

La investigación, que también contó con la colaboración del Centro Médico Universitario Erasmus de Rotterdam (Erasmus MC) y el Centro de Investigaciones Biomédicas en Red (Ciber), contribuye a “crear conciencia sobre la vulnerabilidad de los fetos y la población infantil ante los cambios de temperatura” y destaca la necesidad de diseñar estrategias de salud pública para proteger a las comunidades más vulnerables ante la emergencia climática.

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