Infosalus.- Alrededor de 750 personas solicitaron la eutanasia en 2023, un 30% más que en 2022, según Derecho a Morir Con Dignidad

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Alrededor de 750 personas solicitaron la eutanasia en 2023, un 30 por ciento más que en 2022, luego de que el vicepresidente del Derecho a Morir con Dignidad (DMD), Fernando Marín, la pospusiera en el marco del tercer aniversario de su entrada en vigor. la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE), que se celebra este mes.

Estos datos se refieren a lo que ha hecho el Ministerio de Sanidad hasta la fecha, a la que ha tenido acceso Europa Press, que cita 323 servicios de eutanasia realizados y 727 solicitudes de 2023. Se incluyen todas las CCAA, pero son cifras provisionales, a la espera de que los técnicos del Ministerio elaborar el informe, cuya publicación aún no tiene fecha.

Marín fue llamado a «mejorar» la calidad de los datos, ya que, contrariamente a lo que dice la ley, todavía hay ocho CCAA que no han publicado ningún informe público, lo que dificulta realizar una radiografía precisa de la situación. Situación de la eutanasia en España.

Las comunidades autónomas que no han publicado ningún informe de evaluación desde la entrada en vigor de la ley son Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Madrid, Murcia y Navarra. También Galicia, porque «publicó un PDF de una página que no puede considerarse un informe», afirma Fernando Marín.

Simismo, criticó que los plazos para tramitar este derecho «son demasiado largos». “Debe durar de 30 a 35 días y llegar a 75 días de media”, detalló. La principal consecuencia derivada de ello es que la tercera parte de las personas que sufrieron la eutanasia fallecieron mientras eran procesadas bajo petición.

En 2022, un total de 152 personas cayeron mientras tramitaban su solicitud de eutanasia, según el informe del Ministerio, que cifra en 576 el total de solicitudes de ayuda para morir. Sin embargo, sobre 48 de estos casos no se reflejó información porque no existe informe del médico responsable.

En este sentido, el DMD también denunció el “gran número” de solicitudes denegadas, que alcanzaron el 20 por ciento del total, por “diversos motivos”. Además, se ignora cuántas personas solicitaron la eutanasia en su testamento vital, porque en 215 casos este dato no aparece en el informe del Ministerio de Sanidad.

Al mismo tiempo, Marín afirmó que «no hay ningún boicot» a la ley por parte de las CCAA gobernadas por el PP, y confesó su «preocupación» por Castilla y León, porque dentro de la comisión evaluadora hay miembros que han declarado públicamente su oposición a la eutanasia, que se convirtió en “maltrato institucional” a las familias. Otras comunidades similares, en Murcia, denegaron la petición de una persona con demencia severa porque «no se podía medir objetivamente su sufrimiento». «Hay comisiones que inventan requisitos que no están incluidos en la ley», dijo Marín.

Según el informe del Ministerio de Sanidad, en 2022 un total de 288 personas murieron en España por eutanasia. Este es el primer año completo con datos oficiales, pues en 2021 la ley entró en vigor el 25 de junio, y en los seis meses siguientes se registraron 75 eutanasias.

En este sentido, a la hora de calcular las tasas de eutanasia que se practican en relación con el número de fallecidos en las comunidades, las cifras «varían mucho». “La desigualdad entre territorios es grave porque viola el principio de igualdad ante la ley. Es inaceptable que el acceso al derecho dependa del lugar donde se vive”, lamentó Loren Arseguet, del grupo internacional DMD.

En 2022, la tasa de eutanasia sobre el total de muertes en España fue inferior al 0,07 por ciento, con “enormes desigualdades territoriales”, según Arseguet. Por ejemplo, en Navarra, País Vasco o Cataluña fueron superiores al 0,1 por ciento, pero en Murcia, Extremadura o Galicia fueron 10 veces inferiores.

«No sabemos si el bajo número de eutanasias en España se debe a que LORE tiene un procedimiento de tramitación muy engorroso y muy burocrático, muy complejo. Esta característica, al menos, podría explicar en parte el elevado número de personas que fallecieron». durante el proceso del embarazo», afirmó Arseguet.

El responsable internacional del DMD comparó la situación española con la de Bélgica, donde aprobó una ley de eutanasia en 2002. Hasta 2011, la tasa de mortalidad por eutanasia sobre las muertes no superaba el 1 por ciento. En los tres años, fue del 0,38 por ciento. «Juzgarón dijo que era muy poco, y la asociación hermana de nuestra investigación. Su diagnóstico fue que el ayuntamiento desconocía por completo la ley y los profesionales sanitarios tampoco la conocían», argumentó Arseguet.

TRES PROPUESTAS PARA MEJORAR EL ACCESO A LA EUTANASIA EN ESPAÑA

Por ello, DMD realizó tres propuestas para mejorar el acceso a la eutanasia en España. Lo primero es que el procedimiento sea «claro» desde el principio, tanto para quien lo solicita como para los profesionales sanitarios que reciben la petición. “Para que esto suceda, sería necesario que existan protocolos claros para responder a una solicitud de eutanasia”, se quejó. Por ejemplo, en Galicia y Asturias las solicitudes de eutanasia se registran nada más realizarse y es la Consejería de Sanidad la que nombra al médico responsable, para eliminar la idea de que una solicitud pueda tardar semanas en empezar a tramitarse.

Otra de sus propuestas es que todas las unidades que brindan servicios de salud estén adecuadamente planificadas para que, cuando surja la objeción de conciencia, estén en condiciones de garantizar la facilitación de un médico consultor o médico responsable alternativo.

La última medida, que se aplica por ejemplo en el País Vasco, Cataluña o Asturias, es la designación de una persona de referencia sobre la eutanasia en diferentes niveles, que pueden ser territoriales, por centro sanitario, hospital o área sanitaria.

NO ES NECESARIO ESTAR EN SITUACIÓN DE CUIDADOS PALIATIVOS

Durante el acto también participaron familiares de personas que ejercieron su derecho a la eutanasia. Gina, cuyo padre padecía parálisis supranuclear progresiva, una enfermedad incurable, desea aclarar que en ninguna parte de la ley se reconoce la palabra «avanzado» en referencia al estadio de la enfermedad. Aunque la persona debe estar en un estado agonizante.

«El neurólogo de mi padre no era objetor, pero dudaba que estuviera en el contexto de la eutanasia. Muchos médicos estaban confundidos y pensaban que debían estar en cuidados paliativos. Pero mi padre quería morir de forma autónoma, con tantas facultades cognitivas y específicas como fuera posible. .

Por su parte, Ángel contó la historia de su esposa, quien padecía demencia, ya que, en un principio, negó la eutanasia. Ángel criticó que hay voces de comités evaluadores que «improvisan» respuestas que no se ajustan a la ley ni a la ley. «En mi opinión, dije que no por ignorancia y por falta de interés», respondió.

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