Decisión judicial que pone en evidencia las prácticas dudosas de Patricia Spinelli, generando un debate sobre ética y transparencia en la intendencia.
La justicia de Salto desestima acusaciones contra funcionarios, revelando a través de un exhaustivo expediente las polémicas prácticas de Patricia Spinelli y planteando serias preguntas sobre la integridad en la administración pública.
Reves para Spinelli podría ser investigada
En un desenlace inesperado que resonó fuerte en los corrillos de Salto, el fallo judicial que absolvió a tres funcionarios municipales, acusados de difamación por Patricia Spinelli, ha sacudido el ambiente local. El voluminoso expediente, que rebasaba las 500 páginas, se convirtió en la piedra angular para disipar las dudas y cimentar el veredicto emitido por el juez Paulo Aguirre.
La meticulosa revisión de los documentos por parte del juez Aguirre, previa a su decisión, dejó en claro la falta de evidencia robusta que sustentara las acusaciones lanzadas por Spinelli, marcando el inicio del fin de este proceso con un sobreseimiento inicial que desembocaría en una declaración de inocencia total.
Lejos de constituir un mero trámite, la defensa presentó pruebas irrefutables y, a la vez, reveladoras. Testimonios de funcionarios que se sintieron agraviados por Spinelli o que fueron testigos de manejos irregulares dentro de la intendencia, entre ellos la emisión y el no cobro de documentos oficiales, dibujaron una realidad bastante alejada de la narrativa original propuesta por Spinelli. Las prácticas cuestionables de la acusadora quedaron al descubierto, opacando cualquier alegato de difamación.
Dentro de los hallazgos más alarmantes se encontró el cobro indebido de $5.400 por Spinelli por oficiar un casamiento en Arapey, bajo la excusa de costos de transporte, dinero que terminó en su cuenta bancaria personal. Este hecho no solo rompe con el protocolo que exige el uso de vehículos oficiales para dichos desplazamientos, sino que también contraviene las normativas sobre la gestión de fondos, que deben ser canalizados a través de las arcas municipales y no de manera privada.
La situación se tornó más delicada al detallar el procedimiento correcto para la realización de casamientos a distancia, que en caso de imprevistos como un vehículo descompuesto, la intendencia debe proveer una solución alternativa, asegurando la prestación del servicio sin recurrir a transacciones monetarias personales.
Este episodio no solo terminó con la absolución de los funcionarios implicados, sino que también ha puesto a Spinelli bajo una lupa de escrutinio mucho más rigurosa. Lo que comenzó como una supuesta difamación ha destapado un abanico de prácticas administrativas dudosas que urgen de una revisión exhaustiva en la gestión de ciertos procesos internos de la intendencia, planteando interrogantes sobre la transparencia y la ética en el ejercicio de la función pública.