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Dr.Alvaro Vero
Por el Dr. Alvaro Vero
Esp. en Salud Pública
No es sorpresa la nota de “Salto Al Día” sobre problemas de cirugía en el HRS. Se sabía desde siempre. Los antecedentes figuraron en medios de prensa capitalinos reiteradamente. Pero alguna orden superior evitó lo que era naturalmente dañino para la cirugía departamental: un concurso evitable, trucho de toda truchez, donde se adjudica por antigüedad y no por conocimientos, con residencia en otro departamento, y ausencias prolongadas para el seguimiento imposible de sus operados o la “supuesta” gestión del servicio. Tiene antecedentes la “maniobra” de todo tipo, mejor dicho: muy malos antecedentes. Inmorales.

¿Quiénes se hacen cargo? ¿Será el Dr. Henderson, quien como salteño conoce el medio y como cirujano los antecedentes del colega? Al menos fue quien organizó el concurso deleznable. ¿O el Dr. Cipriani, que terminó con abuso de autoridad y sin escuchar a los gremios médicos con la docencia quirúrgica en el HRS? Yo le preguntaría cuando habla de concursos a qué cosa se refiere. Sabemos muy bien que esto no fue concurso como tantos otros que han naturalizado. ¿Será el subdirector Dr. Carlos Rattin, que prodigó homenajes al cirujano en cuanta prensa hubo? ¿Cómo es posible que con los atrasos quirúrgicos crónicos se permita que el director de la especialidad esté presente solo la mitad de lo exigible? ¿Cobra por ASSE en dos lados a la vez?

¿Cuál es la responsabilidad de la directora del HRS de admitir situaciones laborales insólitas, lejos de las normas legales y morales?

Vemos también la obsesión futurista de algunos doctores de la RAP y del hospital que ya se postulan para diputados y demás… ¿Cómo será su relación con los pacientes y la empatía invocada? ¿Será de acuerdo al color? Y en ese caso, ¿qué color? Porque hay un colorado de hoy que era de la 504 hace unos años y repartía llaveros. Dicen haber recibido el “llamado de la política” que los ve como predestinados a practicar otras formas de sobrevivencia.

El hecho preocupante es que se ha iniciado una especie de carrera entre los profesionales médicos que nada tienen que ver con el desarrollo sanitario, buscando y sumando nuevos ingresos salariales. Con total respeto a los sindicatos (legítimos representantes de los trabajadores), creo que deberían estar presentes en todo aquello que afecte las condiciones laborales, aunque en lo profesional no pueden opinar, aunque las sociedades científicas y el Colegio Médico deben hacerse escuchar.

Es lógico que para ejercer una profesión es necesario una acreditación. Ninguno de los directores públicos o privados la tienen. Es conveniente evaluar, exigir la recertificación, pero es que nuestros casos nunca fueron certificados de nada. Debe privilegiarse a los conocimientos médicos basados en actuaciones documentadas, o realizadas más de una vez, con la voz de los colegios profesionales que deberían designar a los evaluadores. El evaluador no debe tener relación profesional con el evaluado, cosa que pasó en la RAP terminando en “concursos a dedo”.

El reconocimiento profesional al progreso individual a través de un sistema de niveles en la estructura jerárquica, hace que se visualice y se generen elementos económicos pero también emocionales que generan prestigio y diferenciación visible.

¿Es posible que adjudicarse el título de geriatra trucho se tenga que pagar una multa a la Universidad? Sí es posible. ¿Qué garantía se le da al usuario? Un muy bajo nivel de fiscalización, ausencias de auditorías, octógonos negros con inscripciones “libres de conocimientos”.

Están nominados, deben irse, se han perdido cuatro años.
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