Más de mil tractores rodean instituciones europeas en Bruselas, exigiendo condiciones comerciales justas y criticando el acuerdo con Mercosur.
En medio de la cumbre de la UE, las protestas de agricultores y las preocupaciones sobre el acuerdo Mercosur resaltan las tensiones comerciales y ambientales.
En Bruselas, este 1 de febrero, la cumbre extraordinaria de líderes de la Unión Europea se vio marcada no solo por las deliberaciones políticas previstas sino por el eco de las protestas agrícolas y las reservas hacia el tratado de libre comercio con Mercosur. Más de 1.300 tractores, según cifras policiales, se apostaron en las inmediaciones de las instituciones europeas, manifestando el descontento del sector agrario frente a las negociaciones comerciales que, a su juicio, amenazan su sustentabilidad y condiciones laborales.
Leo Varadkar, primer ministro de Irlanda, junto con el apoyo de Francia, expresó su rechazo a la ratificación del acuerdo en su estado actual, haciendo eco de la necesidad de incorporar cláusulas que aseguren la igualdad de condiciones fitosanitarias, medioambientales y laborales entre los productores del bloque europeo y sus contrapartes del Cono Sur. Esta posición refleja una demanda generalizada por parte de los agricultores europeos, quienes se han manifestado en distintos países del bloque, incluyendo Francia, Bélgica e Italia, en busca de garantías que preserven sus intereses frente a la apertura comercial.
La discusión sobre el acuerdo con Mercosur trascendió las agendas oficiales, evidenciando la importancia del tema para los líderes europeos. Alexander de Croo, primer ministro de Bélgica, subrayó la legitimidad de las preocupaciones agrícolas, destacando la necesidad de integrar al sector en la transición ecológica y asegurar una remuneración justa por sus productos.
En respuesta a las inquietudes del sector, la Comisión Europea propuso postergar ciertas obligaciones agrícolas para aliviar la presión sobre los agricultores, una medida que busca equilibrar las demandas ambientales con la viabilidad económica del sector. Sin embargo, la concentración de tractores en Bruselas simboliza una creciente insatisfacción con las políticas actuales y un llamado a reconsiderar los términos del diálogo comercial con Mercosur.
La cumbre, además de abordar temas críticos como el apoyo a Ucrania, se convirtió en un escenario para reflexionar sobre el futuro de la política agrícola y comercial de la Unión Europea, en un momento en que las decisiones trascienden los límites de las negociaciones para afectar directamente a los ciudadanos y sectores productivos del bloque.