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La embajada uruguaya navega un complejo proceso legal y consular en la emisión de un pasaporte a Sebastián Marset, actualmente detenido en Emiratos Árabes Unidos. |
En una trama que entrelaza la diplomacia con la justicia internacional, la Dirección General para Asuntos Consulares de Uruguay se encuentra en una encrucijada legal tras la solicitud de Alejandro Balbi, el exabogado del narcotraficante Sebastián Marset, de iniciar el trámite de un pasaporte uruguayo. La circular emitida el 18 de noviembre de 2021 esclarece que el proceso solo avanzará una vez que Marset sea liberado por las autoridades judiciales de los Emiratos Árabes Unidos, donde actualmente se encuentra detenido.
El documento, al que tuvo acceso Montevideo Portal, detalla que la decisión final recae en el Ministerio del Interior. Sin embargo, se recalca la necesidad de prudencia, dado que Marset enfrenta acusaciones de falsificación de un pasaporte paraguayo, sugiriendo esperar el desenlace judicial para continuar con el trámite del documento de viaje.
Esta cautela se contrasta con la acción de Balbi, quien no solo solicitó el inicio del trámite pasaportario sino que también instó a la Embajada de Uruguay en Emiratos Árabes Unidos a emitir una carta que confirmara la elegibilidad de Marset para recibir el documento. Dicha carta resultó crucial para la concesión de libertad provisional a Marset por parte de las autoridades emiratíes, revelando el peso de la diplomacia en el proceso.
Curiosamente, en el mismo día de la emisión de la circular, el Departamento de Documento de Viaje comunicó por correo electrónico que Marset estaba habilitado para la obtención del pasaporte, indicando que el trámite era ajeno al proceso judicial con Paraguay. Se instruyó proceder con la recopilación manual de los datos biométricos del interesado para su ingreso al sistema de pasaportes.
Los acontecimientos que precedieron este intercambio de comunicaciones incluyen una visita en octubre de 2021 de una funcionaria de la embajada uruguaya a la cárcel donde estaba recluido Marset. Se reportó que las condiciones de detención eran duras, destacando el aislamiento en una celda sin contacto con otros reclusos, durmiendo en el suelo y bajo medidas de cuarentena preventiva impuestas por las autoridades carcelarias emiratíes, aunque se permitió una excepción para que el hermano de Marset lo visitara durante la inspección consular.
La trama se complica con las declaraciones de Gianina García Troche, esposa de Marset, quien sostuvo en una reunión con la embajada uruguaya que su esposo había adquirido legalmente la nacionalidad paraguaya, y que la obtención del pasaporte paraguayo no fue fraudulenta, aunque las autoridades de Dubai sugieren que la libreta podría ser auténtica pero con datos falsificados de Marset.
García Troche también explicó que tenían previsto iniciar el trámite del pasaporte uruguayo en Bolivia, donde se encontraban los documentos necesarios. No obstante, la circular finaliza señalando que ni Marset ni su familia mostraron interés en comunicarse con Uruguay o regresar al país, y adoptaron una actitud reticente frente a la Embajada.
Este caso pone en evidencia las tensiones entre los procesos legales y las obligaciones consulares, desafiando la habilidad del Estado uruguayo para manejar situaciones donde la justicia y la diplomacia se encuentran en una delicada balanza.