Bustillo defiende su actuar en la entrega de pasaporte a Marset

El excanciller uruguayo Francisco Bustillo declara en fiscalía, desentrañando su papel en el caso Marset.

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Documentos relacionados con la investigación sobre la entrega de un pasaporte en circunstancias cuestionables.




La investigación en curso que implica a varios niveles del gobierno uruguayo en la expedición de un pasaporte a Sebastián Marset, un individuo vinculado con actividades de narcotráfico, ha alcanzado un punto crítico con la declaración de Francisco Bustillo, el excanciller implicado en el caso. Frente a la fiscalía, Bustillo delineó su versión de los hechos, buscando esclarecer su nivel de involucramiento y las decisiones que se tomaron bajo su administración.

El exfuncionario comenzó su declaración marcada por la sorpresa y el descontento por la naturaleza de su convocatoria. "Me llama la atención el carácter con el que se me cita", expresó Bustillo, quien enfatizó que durante la investigación administrativa no se le había citado ni siquiera como testigo, y menos aún como indagado.

El conocimiento de Bustillo sobre Marset, según su testimonio, fue tardío y superficial. La relevancia del nombre Marset en su agenda se incrementó tras una llamada del Ministro Luis Alberto Heber, quien, preocupado por el eco mediático del tema, solicitó una reunión para discutir cómo se había procesado el pasaporte. Esta reunión sería la piedra angular sobre la cual se edificaría la subsiguiente controversia.

Durante la reunión, se destacó la presencia de personalidades clave como Horacio Abadie, director de prensa de la cancillería, y varios funcionarios que habían intervenido en la entrega del documento a Marset. Bustillo subrayó que no tenía conocimiento previo sobre estos funcionarios ni sobre los procedimientos de expedición de pasaportes, deslindando así responsabilidades directas sobre el proceso.

El excanciller se refugió en la notificación a Interpol como un baluarte de procedimientos correctos, sugiriendo que la entrega del pasaporte se realizó siguiendo los protocolos establecidos. Señaló la evolución de la percepción pública de Marset, desde un ciudadano común hasta la figura criminal que representa hoy, insistiendo en que en el momento de la expedición del pasaporte, no había razones para alarmarse.

Al abordar la responsabilidad sobre la emisión de pasaportes, Bustillo delegó dicha responsabilidad al Ministerio del Interior, quien, afirmó, tiene la última palabra sobre la continuación o suspensión de dichos trámites. Destacó también la falta de experiencia de la cónsul en Abu Dhabi, Fiorella Prado, cuyas múltiples consultas no levantaron sospechas en su momento.

La preparación para la interpelación parlamentaria reveló más capas de la situación. Bustillo se enteró de la comunicación entre Maciel y Ache solo dos días antes de la interpelación, lo que avivó su frustración por no haber sido informado previamente. Desmintió cualquier acuerdo para ocultar las comunicaciones, aunque reconoció que su divulgación podría haber impactado negativamente a Ache.

El excanciller reiteró que, durante los momentos críticos del proceso de expedición del pasaporte, fue Ache quien ocupó el rol de ministra interina, implicando que ella tenía conocimiento directo de la situación de Marset. A pesar de ello, aseguró que no se tomó ninguna acción.

La declaración de Bustillo finalizó con una nota de desafío. A pesar de haber renunciado a su cargo, sostuvo que su actuación y la del ministerio que dirigía fueron correctas. Sin embargo, admitió que la situación política creada por este escándalo fue lo que finalmente lo llevó a presentar su renuncia, un acto que él considera un paso al costado necesario para distanciarse del "enchastre político" y permitir que la investigación continúe su curso.

La situación sigue desarrollándose, y mientras Bustillo defiende su integridad y decisión de renunciar, la comunidad espera respuestas claras y justicia en un caso que ha sacudido los cimientos de la política uruguaya.

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